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Una calificación de los servicios mínimos y equipo de emergencia ante la eventual negociación colectiva del sindicato, realizaron en la Empresa Eléctrica Guacolda Energía Spa, las coordinadoras Dirección Regional de Atacama, Lina Arnello de Relaciones Laborales y Atención de Usuarios, y Diana Rocha del área Jurídica.

La Termoeléctrica Guacolda es la central a carbón más grande del país y aporta cerca del 10% de la electricidad en el Sistema Eléctrico Nacional (SEN) de Chile. La empresa tiene la obligación de inyectar, continuamente, las 24 horas de del día, los 365 días del año, electricidad al SEN, si no lo hace se arriesga a multas y a dejar a la población sin este suministro. Es por eso, que establecer los servicios mínimos y el equipo de emergencia constituye una tarea compleja, porque una huelga dentro de la planta podría afectar la distribución de electricidad, principalmente, de las ciudades desde Copiapó a Santiago.

La fiscalización tuvo la finalidad de recabar antecedentes específicos del proceso operativo y productivo con miras a complementar la información obtenida en fiscalizaciones realizadas con anterioridad. La visita se realizó junto a los dirigentes del Sindicato de Trabajadores de Empresa Guacolda Energía S.A., Guillermo Velásquez, secretario, y Katherina Rodríguez, tesorera; y representantes de la Central Guacolda, Juan Jiménez, subgerente de Recursos Humanos y David Dantagnan, subgerente de Operaciones.

Es importante indicar que los servicios mínimos son aquellas funciones que realiza una empresa que resultan estrictamente necesario que sigan funcionando durante una posible huelga del sindicato, esto para proteger los bienes y las instalaciones de la empresa y prevenir accidentes dentro de la misma.

Al mismo tiempo, con ellos se garantiza que la población no será afectada por la falta de la prestación de utilidad pública que realiza la empresa.

La Central se encuentra ubicada en la ciudad portuaria de Huasco, en la península Guacolda, fue construida en 1995 y tienen una vida útil hasta el 2040, cuando se cierren todas las termoeléctricas de Chile.