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20/07/2009

"Con una ley laboral más ágil y realista se podría haber enfrentado mejor la crisis"

"Los movimientos 'de facto', como los del sector público que se dan fuera de la negociación colectiva reglada, muestran que la actual normativa está quedando desfasada".

 

La directora del Trabajo, Patricia Silva, está convencida de que un cambio a la legislación laboral, que amplíe la negociación colectiva a más trabajadores y a más temas, es beneficioso para el país y, por eso, dice, espera que antes que termine este gobierno se envíe al Congreso la anunciada reforma. "Ojalá se presente", afirma, aunque aclara que en esa definición ella no participa.

Argumenta que la actual legislación adolece de problemas serios, como un excesivo celo en su reglamentación, que complica los procesos en lo meramente formal, y una cobertura que excluye a amplios sectores, los que de todas maneras se organizan y recurren a movilizaciones al margen de la normativa. Es el caso, menciona, de los funcionarios públicos, de los trabajadores por obra o faena y los subcontratistas, respecto de quien define sus condiciones de trabajo.

En 2008, señala, las huelgas en procesos de negociación colectiva involucraron a 18 mil trabajadores, mientras que los movimientos de facto por materias laborales sumaron un universo de 1,7 millones, tanto en el sector público como privado.

"Esto muestra que la conflictividad no está en la negociación colectiva y también da cuenta de que la normativa laboral se está quedando absolutamente desfasada de los propios hechos, que no logra encauzarlos ni resolverlos", afirma.

Es más, sostiene que "muy probablemente, con una legislación laboral más ágil y más realista se podría haber enfrentado mejor la crisis".

"Con una negociación colectiva que incluya a más trabajadores y más temas, todas las opciones que existen para hacer frente a la crisis, como reducir jornadas, bajar remuneraciones en forma temporal, modificar turnos, en fin, podrían haberse abordado", dice. Y mucho de eso no se hace, añade, porque predomina la desconfianza.

"En la crisis anterior, el 98, pasó mucho que hubo reducciones de sueldos, pero que después, cuando la emergencia fue superada, no se recuperaron. No se reconoció como algo temporal. Eso genera desconfianza y afecta a los trabajadores, pero también al empleador", enfatiza.

"Una de cada tres negociaciones colectivas parten muertas"

También perjudica un ambiente de mayor entendimiento el derecho a reemplazo, dice. "Hoy, una de cada tres negociaciones colectivas parten sabiendo que no van a llegar a un buen acuerdo porque el empleador contratará reemplazantes, ese es un tremendo obstáculo".

Pero lo que se entiende, más bien, es que la reforma a la negociación colectiva hará más rígido el mercado laboral y, por ende, más díficil en un contexto de crisis.
Pero eso no tiene por qué ser así. Una negociación colectiva reglada permite buscar soluciones que beneficien a ambas partes. Hoy, muchas veces el sindicato y el empleador no se ven las caras hasta que llega la etapa de los buenos oficios de la Dirección del Trabajo, recién ahí discuten los temas de fondo que les afectan.

Además, subraya, esta reforma debe aportar a la equidad. "La inequidad social no puede abordarse sólo vía subsidios. También exige fijar normas claras y transparentes para que la mayor productividad sea traspasada a la remuneración de los trabajadores. Esto es más digno, porque está relacionado con el trabajo, con participar en las ganancias que ayuda a generar. La equidad social requiere necesariamente una reforma laboral, y es un tema que debe colocarse en la agenda", enfatiza.

¿Los funcionarios públicos deberían tener derecho a negociar colectivamente? "Sin duda", responde, y sostiene que eso además tiene que ver con el cumplimiento de convenios de la OIT, en los que su ejercicio se establece expresamente.

Por la crisis han bajado las negociaciones

Según estadísticas de la Dirección del Trabajo, en lo que va de este año han disminuido las negociaciones colectivas y han aumentado los casos en que el convenio anterior es prorrogado por otros 18 meses; esto es, sin incorporar un reajuste real de remuneraciones.

Tradicionalmente, cuenta Patricia Silva, alrededor de un 2% de los convenios eran prorrogados usando esta posibilidad que les da la ley, porcentaje que hoy se eleva al 7%.

¿Cómo interpreta usted este cambio?
Se da en el contexto de la crisis, sin duda. Por un lado, hay una actitud más responsable del mundo de los trabajadores que entienden que enfrentan una situación complicada y, por otro, hay una negativa bastante cerrada de parte de los empleadores a mejorar remuneraciones.

¿Esto significa entonces una disminución o al menos congelamiento de los salarios?
Con crisis o sin ella, en general en los procesos de negociación colectiva los incrementos reales de remuneraciones son bastante bajos, no superior al 1% como promedio. El esfuerzo principal normalmente va dirigido a defender la reajustabilidad futura del IPC. Son excepcionales los casos en los que hay un traspaso consistente de aumento de productividad desde la empresa a los trabajadores en una negociación colectiva. En esto, el empleador apuesta más bien a la fijación de metas o bonos individuales.

¿Estas tendencias deberían mantenerse en el segundo semestre?
Hay algo más de 1.500 negociaciones previstas para lo que queda de año, y el nivel de conflictividad no debería cambiar respecto de lo que hemos visto hasta ahora. En los períodos de crisis, los empleadores tienden a buscar más la negociación invididual, los acuerdos voluntarios, que normalmente son a la baja porque dejan más espacio a la presión.

¿Y los despidos?
En la Dirección del Trabajo tenemos la estadística de las cartas de aviso de despido que los empleadores deben enviarnos y en el último mes (en junio sumaron 120 mil) no muestran un incremento sustantivo. Incluso han bajado algo respecto de mayo y abril. Se trata de un dato útil, que le remitimos al ministerio del Trabajo para su análisis, pero que no permite hacer proyecciones muy fidedignas respecto de la situación del empleo.

Recuadro

2.140 negociaciones este año
Durante el primer semestre del 2009 hubo 41 huelgas, menos de las 56 de igual período de 2008.
Las negociaciones colectivas que se prevén para todo el año alcanzan a 2.140 (1.535 en el segundo semestre), mientras en 2008 fueron 2.063


*Entrevista realizada por la periodista Teresa Espinoza C. y publicada el 17 de julio de 2009 en el Diario La Segunda.